

Marion Peck forma parte del Movimiento Lowbrow o Surrealismo Pop. El surrealismo que impera en esta corriente no responde a automatismos de la psique, sino que está ligado a los sueños y pesadillas, introduciendo a cada pieza componentes perversos que podrían transformar la ingenuidad de la fantasía infantil en algo aterrador.


Peck construye en lo profundo de su inconsciente escenas bucólicas, divertidas y con una pizca de picardía. En sus retratos podemos descubrir un toque dulce, infantil y al mismo tiempo tétrico, con pinceladas inquietantes en las miradas de sus protagonistas.